El origen del título tiene parentesco pictórico y se refiere a las pequeñas estampas grabadas que alcanzaron gran difusión en la época de Durero y Rembrandt, en la de Goya y en la de los expresionistas alemanes. En este caso, constituye un homenaje agradecido por el uso del término a Roberto Arlt, quien con sus artículos periodísticos o «cuadros de costumbres» mostraba una realidad fragmentada y reproducida a modo fotográfico de momentos concretos, relacionados con los continuos cambios que iba sufriendo la ciudad de Buenos Aires en 1933.